El insomnio familiar fatal es una enfermedad hereditaria
extremadamente rara que pertenece al grupo de patologías conocidas como
encefalopatías espongiformes transmisibles. Produce una degeneración del
sistema nervioso que se manifiesta por una alteración severa del ritmo
circadiano (ritmo sueño-vigilia), acompañada de ataxia (carencia de la
coordinación de movimientos musculares) de severidad progresiva, así como de
hipertermia y sudoración y trastornos endocrinológicos. El insomnio deteriora
progresivamente la salud de aquel que la padece hasta hacerle entrar en coma y
provocarle la muerte.
El insomnio familiar fatal fue descrito por primera vez en
el año 1986 en una familia italiana de la región del Véneto. Afecta a ambos sexos
y normalmente aparece en la edad adulta, aunque se han descrito casos de
aparición infantil y juvenil. Hasta la fecha hay identificadas en España unas
veinte familias afectadas.
La manifestación principal es el insomnio progresivo e
intratable: el paciente es incapaz de conciliar el sueño, aunque quiere
hacerlo, cierra los ojos e intenta adormecerse, las alucinaciones y las crisis
respiratorias le devuelven a un estado de vigilia. Las funciones cognitivas se van alterando
irreversiblemente, con trastornos en la atención y la memoria, depresión y
alteraciones de la conducta por lo que en épocas pasadas estos pacientes eran
considerados dementes. La enfermedad también origina alteraciones
endocrinológicas que se deben a la pérdida del ritmo circadiano en la secreción
de ciertas hormonas como melanina, prolactina y hormona del crecimiento, además
de aumento de la secreción de cortisol (la hormona del estrés).
Como sucede con tantas otras enfermedades raras, no existe
actualmente un tratamiento que pueda curar o controlar el insomnio familiar
fatal.